CAPÍTULO 15 Sorprendentes revelaciones




Jamás imaginé que tanto dolor, tanta necesidad, tanto duelo en mi corazón que seguía recogiendo, iba a ocurrir en uno de esos días en los que todavía me encontraba internada. La persona por la que más apostaría o creía que iba a estar a mi lado ni siquiera se dignó a pedir permiso en el trabajo para verme o auxiliarme, les hablo de mi esposo Alberto.

Tal vez, y prefiero creer eso, él estaba cansado de sostenerme, gracias a Dios mi hermana hermosa Cindy me acompañó en esos momentos que nunca olvidas en la vida, por primera vez Alberto se dio el gusto de decir: "ella se lo buscó, ahora que enfrente las consecuencias y no voy a pedir permiso en mi trabajo, lo que hizo está mal" 

Que puedo contar ? me dejó sin palabras, cómo puedo responder? mi castillo de cristal se quebrantó en miles y miles de pedacitos, cada uno de ellos lleva un dolor diferente, lo peor es que no se iba a enterar por mí de lo que estaba ocurriendo, ni tampoco me iba a decir esas cosas directamente a mí, se dio por terceras personas, eso a veces distorsiona el verdadero mensaje .

Debería enojarme ? es que ni siquiera siento eso, es un dolor en mi alma muy fuerte, sentía que una mano me atravesaba el corazón para dejarlo colgando, ya no sabía si tratarlo bien o mal o simplemente ignorarlo, mi hermana Cindy ocupó su lugar porque así él lo quiso, creo que fue la primera vez que él vio el exterior sin comprender el interior de las cosas. Aunque si llego a visitarme al hospital todos los días que pudo.

Esa vez duré casi un mes en ese lugar internada, hasta que la doctora no me viera estable, no permitía mi salida del hospital. Me mandaba a mis terapias con la psicóloga, con ella me desahogaba más.

Espero pronto que me den la salida, soy consciente de lo que me esta pasando, la doctora ordenó que me hicieran bastantes estudios, también por padecimientos crónicos como el estómago, el abdomen, exámenes de sangre, etc, así poder valorarme integralmente y dar su opinión al respecto.

Todo se me hizo, luego me llamó en la cuarta semana para comunicarme que tendría citas de control en psicología, gastroenterología, ginecología, entre otras. Me fue muy bien porque ella quería que saliera adelante, que estuviera tranquila y ocuparme de otros problemas de salud que tenía.

El viernes de esa misma semana tuve la tan esperada salida, alguien tenía que venir, reportarse para poder salir, que alguien me esperaba para llevarme a la casa, como lo pensé, llegó mi esposo y me pude marchar sin echar de menos ese lugar.

Lo demás lo dejamos pasar, este fue el fin de mi segundo internamiento.




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