Capítulo 13 Días festivos ...para olvidar.





Como me gustan los villancicos, desde niña, mis papás nos ponían una emisora en la radio para oirlos cada mañana en época navideña, nos los sabíamos todos, cantábamos felices todos los días, mis dos hermanas y yo, que éramos las 3 menores, después seguía la narración de un cuento que también escuchábamos.

Luego pasábamos a la televisión a ver nuestras fábulas favoritas como Heidi, burbujas, el chavo, candy, marco y muchas otras que no me acuerdo ahora. Era entretenimiento más sano de lo que hay ahora, pero todo tiene que cambiar, según pasa el tiempo, no puedes ir contra corriente. 

Volviendo a los días festivos un día pensé que necesitaba salir sola, a comprar ciertos detalles que todavía me hacían falta para navidad. Gracias a Dios logré salir y con toda plenitud (por que me cuesta mucho salir de la casa), tuve que dejar a mi mamá con una de mis hermanas, para que no se quedara sola, ella estaba pasando por varios cambios, ya era una adulta mayor, le daba más dolores de piernas, cadera, brazos, bueno, es normal por la edad.

Se me empezó a hacer una carga pesada, ya que desde que mi papá falleció, mis hermanos se desentendieron de ella, como yo soy la última hija (de 13 hermanos), todavía no me había casado, quedé viviendo con ella, manteniéndonos solas.

Luego llegó mi novio, que se convirtió en mi esposo, me ayudó mucho con ella en todo sentido, mi mamá siempre le ha dicho que él es y ha sido un hijo para ella.

Tomé el rumbo hacia las tiendas, también lo hacía porque me ayudaba a despejarme, salir del ambiente tóxico que yo misma tenía, tomar aires nuevos. Es tan linda esta época que no importa tanto lo que compres, sino todo el ambiente de felicidad, aunque sea corta, pero las personas reaccionan diferente.

Recuerdo que para esa mismo momento nos paso algo decepcionante, el día 24 de diciembre mi esposo Alberto, tuvo que trabajar horas extras, salió tardísimo, mi mamá y yo nos quedamos solas, no llegó nadie a visitarla, yo sólo lloraba de la rabia y dolor que sentía porque esa fecha es muy importante, fue frustrante, no hicimos nada con la familia, nos acostamos a dormir cuando llegó mi esposo, yo con los ojos hinchados, no quería hablar, ni que me hablaran, qué depresión !!!, pegué bien duro en el suelo.

El día siguiente fue peor, la verdad los 2 días fueron horribles, porque igual Alberto tenía guardia de 7 am a 10 pm, pasamos igual encerradas, no me importaban los regalos, ni la comida, ni nada, mi mamá tambien se sentia triste, pero ella me consolaba, por dicha estuvo ahí para mí, me duele pensar que yo no estuve tanto para ella, creo que fue por egoista, solo yo podía sentirme mal. 

Los días siguientes fueron muy parecidos y dolidos, no se podían remediar lo que ya estaba hecho. Jamás en la vida esperé que me sucediera algo así, entonces desde ese momento me prometí a mi misma no volver a pasar esas festividades sola, planear una cena sencilla con algunos familiares y compartir, es época de unión, no de distanciamiento.

Tengo una sobrina que cumple años el 31 de diciembre y viven en otra ciudad, le dije a Alberto que fuéramos los tres a visitarlos y celebrar con ellos el fin de año y así fué, lo único bueno que nos pasó! El suplicio de terminar esta temporada así, no era nada alentador para mí. Aquí cierro este ciclo y no vuelvo mi mirada hacia atrás.














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