CAPITULO 10 Asi pasan los días de mi vida.

Cae bastante lluvia por estos tiempos, en este momento, suena como un rocío, es delicioso disfrutarlo sola, pero también siento que me pesa mi vida, noto que mi mente se desvía, como si me rondara una sombra de mi misma, creo que estoy desperdiciando todo lo que soy y tengo, pienso que alguien tal vez lo aprovecharía más que yo. si me oyeran decir esto, me dirían que me hago la víctima,por supuesto que no es así, eso es lo que está pasando por mi mente, noto que se agrava más.

Que duro cuando te maltratan y no te das cuenta, por eso actúas de una manera siempre igual, hasta que alguien (como un ángel) te habla y te hace entender lo que estás pasando, lo malo es no saber  distinguir tu realidad, eso sólo lo sabe el que lo sufre.

Creo que le he contado más de la cuenta mis problemas a varias personas incorrectas y no debería haberlo hecho. Volvía a pedir en mi mente que se me iluminara una lámpara para reconocer el bien y el mal de lo que me rodea, aceptar las bendiciones que me daban y no sentirme patética.

Sigo en lo mismo y como dice el refrán "los lunes, ni las gallinas ponen" tenía la responsabilidad de ir a mi trabajo, cuando no lo quería hacer, tenía que quererme a mi misma, pero buscaba la aprobación de los demás y lógicamente yo era la mala para ellos o sea para mis compañeros de trabajo, sentía mucho rechazo hacia mí, empezaba a enojarme por nada, pasaba irritada, con dolores de cabeza y el sueño que no se me quitaba,luego me distanciaba de los demás, empecé a construir un caparazón .

Un día decidí venirme caminando del trabajo hacia mí casa, no era muy largo por dicha, para despejar mi mente y pensar bien las cosas. Lo hice por un tiempo y me resultó, hasta perdí peso, luego de dos meses o más,el entusiasmo se acabó y no seguí haciéndolo. Ese es uno de mis mayores defectos, empiezo cualquier cosa pero nunca la termino, eso hace que mi frustración se haga más grande.

Seguía escribiendo algunos días en mi agenda, pero era muy repetitivo, lo peor era que no dejaba de pensar en las cosas malas, le pedía ayuda a Dios o me enojaba con Él. Tenía que dejar que se fueran muchas cosas de mi vida, no había otra salida.

En todo ese tiempo seguí cuidando el peso, tratando de seguir con las recomendaciones que me daba la nutricionista, pero sentía que fallaba cuando tomaba todos los medicamentos que me mandaban por sus efectos secundarios.

Cada semana empecé a tener cita con la nutricionista, solo esperaba que me diera buenas noticias porque estaba muy ilusionada, veía pocos resultados, trataba de cumplir la dieta, pero hacía poco ejercicio, si pude bajar de peso pero no llegar a mi meta, luego de 6 meses de intentarlo, decidí no volver,  porque me desanimé al ver que yo misma no conseguía poder hacer un esfuerzo mayor.

Ya pasamos el mes de octubre del año 2013, volvía a escribir de lo mismo, pero era una manera de desahogarme, como ya lo había dicho, a veces no quería escribir pero me gustaba mucho porque era mi manera de liberarme y no causarme más daño. Pensaba que como pecadora no tenía derecho a nada, todos los días me equivocaba, pero sabía que algo mas fuerte me comprendía y seguía conmigo, todo cuesta pero no es imposible.

Por mis problemas de insomnio, aun tomando medicamentos, pedí un cambio de horario en mi trabajo, para no estar incapacitada y empezar mejor el año que viene, en ese momento mi jefatura me lo negó, porque argumentó que el mayor volumen de trabajo era en mi horario, entraba a las 6 30 am hasta 11 30am, ya para ese tiempo estaba trabajando solo media jornada, por mi situación emocional y física, varios años después, volví a insistir y aceptó el cambio dejándome entrar a las 10 am y salir 2 30 pm, eso significaba para mí, dormir un poquito más.

Sólo el presente tiene los secretos de la vida, día a día y uno a la vez ... por eso aunque no tuviera una relación especial con Dios, sabía que entendía mi calvario.

Volví a cometer otro error, la cita que tanto había ansiado tener en el área de psicología, la perdí! porque en el calendario puse otra fecha y otra hora, todavía en estos momentos no salgo de mí asombro, ¿ en qué momento tenía todo mi panorama tan distorsionado? no pude hacer nada, por inútil, me seguía culpando.

Tuve que ir siempre a hablar con la secretaria y explicarle mi situación,ver si se compadecía de mí,porque pensaban que no me interesaba, pero era todo lo contrario, la necesitaba, no sé qué pasaría conmigo y mi rumbo, es difícil predecir. Me dijo que tenía que esperar a la cita con el médico especialista.

En el siguiente mes tuve la cita de control con el psiquiatra que me asignaron en el hospital, no nos llevábamos bien, se fijó que había faltado a la cita que el me indico y pensó que no estaba interesada, tuve que repetirle varias veces lo mismo de mi error involuntario, que me diera la oportunidad nuevamente de remitirme y poder sacar otra cita, la necesitaba mucho, al final terminó cediendo, claro, advirtiendo que si perdía otra vez la cita, no me volvería a referir.

Por lo menos tuve que agradecerle eso, ahí empezó mi control por mucho tiempo en psicología, me hacia muy bien, era una terapia individual tenía como una hora en cada cita para mi, podía expresar todo lo que sentía y estaba viviendo, la psicóloga que atendió mi caso trataba de ayudarme a sobrellevar mi enfermedad y cambiar las cosas por mi misma.














  

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