Capítulo 4 Emociones a flor de piel








Empiezo con esto: me siento confundida y siento incompetencia para seguir adelante pero como me dicen no tengo ese cincuenta por ciento que tengo que poner de mi parte para mejorar, el otro cincuenta por ciento es el tratamiento médico, a veces sentía que estaba muerta en vida, mi ser, mi todo, es una monotonía, desearía que todo fuera diferente, salía a caminar muy pocas veces, ojalá lo hubiera hecho más seguido para despejarme la mente pero no fue así, me cansaba muy rápido sobre todo algo que emprendía y se me olvidaba seguir haciéndolo, en fin otro día más.

Un día decidí empezar a escribir nuevamente sobre mi historia, aceptando mi enfermedad y sobre todo, lo más difícil, dar ese paso al cambio, que es lo que más cuesta porque sientes presión y las sombras de las personas sobre tí, así es más duro el camino, pero bueno, me rondaba en mi mente la tristeza, la enfermedad, la presión, la lucha que tenía que dar pero ahí me estancaba de nuevo.

Algo que siempre he sentido muy fuerte desde mi infancia es el rechazo, sentirme rechazada por los demás ya sea por mi aspecto, por ser "fea", inútil, obsesionada con mi peso, quería convertirme en anoréxica pero gracias a Dios, no pude!  y no era porque estaba gorda, es por lo que yo veía por el espejo: era otra cosa! con el montón de defectos, por eso no tenia amigos, era demasiado introvertida y reservada con mi vida y no podía abrirme con cualquier persona.

Repetía en mi mente Dios ayúdame a no caer tan bajo y termino mí día igual que muchos otros. Pensaba que quisiera ver el sol renacer en mi, como el águila, empezar de nuevo mi vuelo, sin depender de nadie, poder superar mis adicciones a los medicamentos que cada vez eran más fuertes, para ser totalmente libre. De verdad que por momentos vivía en otro mundo.

En ese tiempo mi esposo Alberto, tuvo un gran detalle conmigo, fuimos de paseo a un hotel de montaña con aguas termales y con spa incluido, demasiado relajante, eso me ayudó a levantarme y tener mejores expectativas para la semana de trabajo, que de nuevo empezaría, tras volver a la rutina de todo lo que abarca mi "pequeña" vida, me daba cuenta que cada vez me deterioraba más y más. Asistía más constante al médico, con crisis estomacales debido al estrés que manejaba, claro, cuando me atendían casi siempre me incapacitaron, era un deterioro silencioso que me obligaba a fingir.

Empecé a tener problemas en el trabajo, porque ir donde el médico era de todas las semanas. Quería gritarle a todos sus verdades! y así liberar la opresión que me estaba consumiendo, cada vez que me tomaba los medicamentos, mi cuerpo y cerebro se cargaban de tantas sustancias tóxicas, aliviaba una cosa y empeoraba otras, andando casi siempre con esa tristeza y odio, que se hacían más grandes en mi mente, trataba de que no manejaran mis debilidades, pero en realidad se hacia mas fuerte esos sentimientos, me funcionaban de una manera diferente, aunque tratara de adaptarme a lo que me hacía feliz, no podia, era muy difícil.





Comentarios

Entradas populares de este blog

CAPITULO 1 Cansada de estar cansada.

CAPITULO 24 ATENCION!!! LLEGO EL CARTERO

CAPITULO 21 Aprendiendo el valor del tiempo.

Capítulo 2 Navidad

CAPITULO 17 EL DON DE ESCRIBIR

CAPITULO 16 Mi Mama lo vale todo

INTRODUCCIÓN

CAPITULO 19 EL DESEO DE VOLVER A DONDE NO PERTENEZCO

capitulo 22 Has pensado en...? y te has preguntado...?