Capítulo 3 Relatos





Estuve en ese lugar cuatro veces y entendía muy bien el manejo del internamiento y el sistema, incluso ya tenia mas conocimiento sobre las sustancias que se me indican, de hecho tenía que decirle al especialista o al psiquiatra cual medicamento me hacía bien y cual no, me aumentaban dosis, probé un sin número de pastillas y a la fecha de hoy tengo un par de años que manejo los mismos medicamentos y dosis estables.

Dios quisiera ya no depender de ellos pero desgraciadamente son psicotrópicos (sustancias que producen dependencia para mejorar el estado de ánimo) el cuerpo se hace adicto a ellos y no se pueden suspender porque me darían efectos peores, en mi caso por trastorno ansioso depresivo con tendencia a bipolar.

Desde mis 16 años empecé a tener los cambios de sueño, además de la adolescencia tomaba cualquier pastilla que yo pensara que me ayudaría, desde ahí inició la gran carga que he tratado de superar, no es fácil pero así transcurre mi vida, por el momento, dándole muchas gracias a Dios por mi esposo que me ha sabido cuidar, guiar y entender mi inestabilidad emocional.

Cada vez que tuve un internamiento me daba por escribir como eran mis días, me gusta hacerlo desde niña y era mi manera de expresarme sin que nadie lo supiera, me desahogaba con todo lo que pasaba conmigo y hasta con las otras pacientes.

Nadie se daba cuenta pero era una buena terapia, porque aunque todos los días eran los mismos horarios de comida, de visitas, de llamadas, de levantarse, de acostarse siempre por mínimo que fuera sobresalía algo que algunas veces no podía explicar, solo lo vivía o lo veía y ya! 

En ese momento, ya luego de pasada la navidad y las festividades, entra un mes que yo lo catalogo como duro y a la vez expectativo porque empieza otro año, nuevos rumbos, cambios, etc, el mes del temido enero para muchas.

Empecé a hacer ejercicios de zumba, que bien me sentía, más activa y tenía la convicción de que en poco tiempo, lograría mi objetivo, con la ayuda de Dios: mi estabilidad física y emocional.


Mi pequeña oración: 
"gracias Señor por la salud que me das, por las personas que me rodean, que me aman tal cual soy y es la mejor terapia, guardame y lleva mi camino"
Esto me duró poco puesto que la Dra especialista me incapacitó como un mes, al volver al trabajo, iniciaron las presiones de mis jefes, el positivismo se esfumó.

Amanecí bien porque pude dormir, pero que día más horrible el que tenía preparado para mí, sé que son pruebas, pero en ese momento cualquier cosa me desestabilizaba y qué hacer? no sé como comportarme, no sé como pensar! no sé  como actuar, porque solo YO sé lo que siento.

Hubiera sido más fácil para mí volverme a internar en el hospital y no ir contra esa voluntad, tenía que ir obligada a trabajar, eso es lo peor, quiero recuperarme y no lo hago! porque estoy en el mismo lugar tóxico, la amargura se agrava más, mi garganta trabada, seca, con muchos deseos de llorar y saber que tenía que enfrentarme a la mirada de tantas personas por el episodio que viví, sintiendo que tenía que dar explicaciones y no era sólo  eso: yo estuve en el hospital psiquiátrico.

Todas las personas a tu alrededor piensan lo mismo, sólo a los locos los dejan internados y yo era una de esas "personas", en esos momentos volvía a mi mente la desesperanza y autocompasión, no tenía fuerzas para luchar! siempre pensaba que todo estaba perdido, sólo quería estar en un sueño profundo, donde nunca se despierta, pero debía seguir ahí, igual que los demás, con la misma máscara de ser otra persona poniendo una sonrisa.


Ese dia me encontre con este pensamiento:

 "llena todo lo que te falta en tu vida y vacía todo aquello que sobra y no vale la pena guardar"




















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